martes, enero 08, 2013

Hall of Pufos: Mike Saulsberry o el sacrificio de peón de reina


Ay, Aito. Poca gente hoy en día, en la semiclandestina ACB de 2013, es consciente de lo que significó Alejandro García Reneses en su buena época. Era el alfa y el omega del basket español. O era tu ídolo o te repelía. En el baloncesto de base se repetía invariablemente una escena: una camarilla de entrenadores barbilampiños, mirando disimuladamente a otro de ellos ajeno a la conspiración, y una frase recurrente: "este se cree Aito". Pero todos (TODOS) querían ser Aito. El técnico más influyente del baloncesto español desde Díaz-Miguel, el más venerado y denostado, todas sus decisiones arrastraban polémica y run-run mediático.

No hubo más run-run mediático en la liga ACB que en la temporada 88-89, con la llegada de Petrovic al Madrid. Drazen, la individualidad, el talento superlativo y unívoco, frente a Aito, al colectivo sometido, la actuación coral, el estajanovismo al servicio de la causa, la visión ajedrecística a medio plazo. A ello se le sumaba el morbo de la leyenda, nunca aclarada, por la cual Aito no quiso fichar a Petrovic. El Madrid le ganaba un partido detrás de otro al Barça, y don Alejandro decidió gambito de dama, peón a D4, con aquello de "Petrovic tiene bula con los pasos" después de perder su cuarto partido contra los blancos. Posteriormente se lesionó Norris, y el técnico decidió contratar a un tipo que había ya realizado algún entrenamiento en verano con el Barcelona: Mike Saulsberry.

Saulsberry jugó solo 10 partidos con los culés, 7 puntitos indetectables de media. De esos 10 partidos, solo necesitó 3 minutos para pasar al Hall of Fame de Pufos de la historia blaugrana (que iremos desgranando por aquí). Fueron los 3 minutos en los que nuestro Karpov favorito tuvo la genial idea de ponerle a defender  a Drazen Petrovic (aquí y aquí leeréis mejor la crónica).


Ese Trumbo, fino estilista


Petrovic disfrazado de palestino. Aito, mientras, mourinheando

En esos 3 minutos, el genio de Sibenik le hizo tal destrozo al pobre Mike (recordemos, ala-pívot de 2'03. Carnicería, uséase), que quedó marcado para siempre en el imaginario blaugrana. Drazen saltaba por el Palau mientras gritaba "¿dónde se compra la bula?" y restregaba a quien quisiera oírle el parcial de 5-0 que llevaba sobre el Barça.

Luego llegaría Neyro con su bigote incorruptible y la katana, mientras Aito sonreiría en el banquillo, acariciando un gatito y disfrutando el jaque mate del gambito de dama que había iniciado unos meses antes. Mientras, Saulsberry (tras el alta de Norris) había vuelto al anonimato que por derecho le pertenecía. Pero nunca en nuestros corazones, donde siempre hay sitio para un perdedor más. Por cierto, Saulsberry, con 47 palos, todavía juega en una liga mexicana. Respect.

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