miércoles, febrero 06, 2013

Ganar es de horteras


No sé si es de horteras, pero está muy sobrevalorado. No hay nada tan poético ni que haya alimentado tanto el bagaje artístico de la humanidad como la mística de los perdedores. Y eso es algo que Guillermo Ortiz, escritor, filósofo, seguidor de Estudiantes y sobrino de Pancho Varona (y por lo cual ha tenido como visitante, durante su tierna infancia, al Zaratustra de la mística de los perdedores: Joaquín Sabina) sabe muy bien. Y lo pasea con orgullo en este pequeño libro llamado, precisamente, "Ganar es de horteras", que a los que vivimos el boom del baloncesto en Españistán nos provoca un pequeño escalofrío de nostalgia (esa maldita bastarda). "Ganar es de horteras" es una historia subjetiva del baloncesto ACB desde el punto de vista del Estudiantes, desde Vicente Gil a Germán Gabriel, desde David Russell a Tarik Kirksay, desde Paco Garrido a Txus Vidorreta. Estudiantes fue, quizás, el club más representativo del auge y caída del baloncesto español, el más peculiar, el más puro, la mascota de la ACB, incluso en sus años más prolíferos, en los que fue alternativa real en ligas y copas. Yo me subí al carromato del boom en la misma época que casi todos, después de la plata de los J.J.O.O. del 84, y, aunque no soy Demente, devoré página tras página, nombre histórico tras nombre histórico, de este relato de un amor apasionado que acaba transformándose, casi, en un matrimonio de conveniencia. Y no me refiero al del autor del libro con Estudiantes, aunque se percibe el hastío por el desconcierto y la falta de identidad del club en los últimos años. Me refiero a toda esa generación del boom que nos enamoramos obsesivamente (como buenos adolescentes) del baloncesto, y que hoy nos mantenemos a su lado por puro sentimiento de fidelidad, con la secreta y leve esperanza de que algún día ambos, el baloncesto y nosotros, volvamos a ser jóvenes. Si formas parte de este grupo de dementes, aunque no seas Demente, échale un vistazo al libro.

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